Escrito por: Verónica Araujo
Hace mucho tiempo que no doy continuidad al diario. En estos momentos hace ya más de un año que le retire a Daniel de la dieta el gluten pero no de la manera correcta, en mi ignorancia sobre el tema, estaba dejando pasar varios productos que lo contienen. Lo cual era notable pues después de su franca mejoría unas semanas más tarde regresaron los síntomas a pesar de la dieta, lo cual me llevo a realizarle más exámenes sobre las alergias alimentarias de respuesta tardía. Y sí, en efecto, tenían que ver, varios de los alimentos enlistados como alergenicos para él, en efecto le estaban produciendo síntomas. Pero además al tener más cercano el diagnóstico de Enfermedad Celíaca, confirmado por uno de los mejores gastroenterólogos y especialistas en la materia aquí en México. Fue obvio que mi afán de investigación se volvió prácticamente una obsesión y de allí que hoy me siento mucho más fuerte en cuanto a conocimientos, y muy reconfortada de saber que a través del diagnóstico de mi hijo, descubrimos que también por herencia materna aún sin que tuviera el Síndrome de Williams, podría verse afectado, ya que su abuela y yo su mamá salimos ampliamente positivas para Enfermedad Celiaca. Así que hoy por hoy, en casa es mucho más fácil seguir la dieta sin gluten eliminando la posibilidad de contaminación cruzada, ya que somos 3 personas celiacas, contra una que solo es sensible al gluten. Y por lo tanto, la comida que se hace a diario esta exenta de este odioso ingrediente que nos dificulta tanto la vida a los celiacos.
Aprendí sobre lectura de etiquetas, a que las compras de alimentos deben ser más conscientes y con cierto nivel de escepticismo, desconfiar del etiquetado y de las leyendas light, gluten free, sugar free, porque a las grandes industrias les conviene "ocultar ingredientes" para conservar sus ganancias, aprendí que lo mejor es comer todo lo más cercano a la tierra, fresco, sin proceso, la madre tierra nos da sin egoísmos todo lo saludable solo tenemos que aprender a consumirlo, también se desecharon los microondas, los trastes de plástico y solo consumimos yogurth cultivado con búlgaros de leche, la web y las redes sociales han sido mi mejor aliado para entender, informarme y educarme sobre como el no comer gluten no debe impedir que puedas comer lo que antes tanto te gustaba comer, que hay alternativas, aunque ello signifique meterse de lleno a la cocina. Todo esfuerzo ha valido la pena, hoy Daniel puede comer, pasta, pizza, pan, galletas, brownies y hasta botanas libres de gluten, conservadores, saborizantes y químicos adicionales que solo le confunden el sistema digestivo y nervioso y le impiden controlarse. Y aunque no todo es color de rosa, no me asusto ni me confundo como al principio, ya aprendí que todo tiene su porque, la clave está en encontrar la respuesta y ser perceptivo para poder verla.
Por lo que concluyo, tener enfermedad celiaca es difícil es un proceso de adaptación que no se logra de un día para otro, requiere esfuerzo, convencimiento de que es la única vía para vivir saludable y por muchos años. Además controlar la dieta y esforzarse día con día lleva implicita una ganancia invisible, que es que los hijos se dan cuenta y aprenden que todo beneficio, se logra únicamente a través del esfuerzo y la dedicación constante.
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