En México, desde hace algunos años (exactamente no sé cuantos) se está aplicando en las instituciones de educación primaria y secundaria un examen diagnóstico respecto al aprovechamiento escolar llamado: Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), se aplica desde el tercer grado de primaria a todos los niños escolarizados tanto en escuelas de gobierno como en particulares.
Y más allá de toda la polémica política que genera la aplicación de éste instrumento, la verdad es que como país nuestro sistema educativo en efecto, deja mucho que desear. No soy yo, quien dirá como sería mejor, pero sí, sé que hace falta mucho por comprender, por renovar, por generar, por incluir. Con todo y eso, éste año Daniel ha tomado la prueba, ha sido su primera vez (el año pasado estaba complicado de salud y por lo tanto perdió su participación en éste evento) y debo decir que estoy muy orgullosa de su desempeño.
El caso de Daniel es singular, pues el Síndrome de Williams, no le ha impedido tener un aprendizaje promedio y estar inscrito en una escuela tradicional, sin apoyo de USAER ni tampoco modificación curricular (hasta el momento no). Sin embargo lo que si ha necesitado es moderación por parte de los maestros para controlar el déficit de atención que tiene y la hiperactividad que con el tiempo y la dieta ha ido disminuyendo drásticamente. En casa si que tiene maestro particular, pues todas las tardes es pasar al menos dos horas, realizando tareas y completando pendientes de la mañana en la escuela.
Para Daniel es aburrido pasar horas y horas en un salón de clases escuchando hablar al profesor sobre la clase. Él necesita clases dinámicas que lo mantengan ocupado en la actividad y a la vez interesado en el tema, situación que la mayoría de las veces no es posible realizar. Pero su mejoría en mantener la atención desarrollando proyectos, ha ido de mejor en mejor, sin lugar a dudas. Y con todo y eso, yo dudaba (y su maestro también), que fuera posible que terminara todo el examen en los tiempos marcados, para lo cual, me citaron esos dos días para ir de apoyo y mantener su atención en el examen. Ayudó mucho que nos pusieron en un lugar aparte de sus compañeros de clase, aunque no estábamos aislados de ruido y distracciones creo que sentirse acompañado le ayudó mucho. Me permitieron estar junto a él y leer la instrucción que tenía que realizar, pero era él quien respondía a veces bien a veces mal a los reactivos, además que tenía yo que vigilar que en la hoja de respuestas su marca correspondiera la respuesta a la pregunta en cuestión y no a la anterior o posterior, por error de ubicación en dicha hoja.
Naturalmente se quejaba que ya estaba cansado, que era muy largo el examen, que ya había hecho muchas matemáticas, que ya ansiaba el receso y se apuraba para terminar anticipado y tener un poco más de tiempo entre bloque y bloque de aplicación. Y así transcurrieron 4 bloques de 45 minutos cada día, bajo la mirada de una supervisora escolar, que estaba pendiente que nuestra presencia fuera únicamente como control y apoyo para que lograra terminar el examen.
Es un gran logro que Daniel haya soportado tanto tiempo sentado, concentrado, contestando la prueba, yo realmente ya estaba cansada al empezar el tercer bloque, y antes que llegara el cuarto, tenía la espalda deshecha.
En la escuela ha mantenido ahora un promedio de 8.0 y parece que en el examen no le fue mal, estuvo estudiando varios días antes y algunas cosas las tenía presente por sus exámenes anteriores, aquello que en clase le llamó la atención y generó una pregunta, es lo que con mayor facilidad pudo recordar y contestar.
Aunque los resultados de la prueba ENLACE no estarán disponibles tan pronto como quisiera, espero de todo corazón un buen resultado. Daniel se esforzó y merece una recompensa que se refleje en su calificación. Por lo pronto.... tendremos que esperar.
Padres, madres, no dejen de estimular a sus hijos, promuevan actividades, llévenlos a clases extracurriculares si es necesario, pero todo aquello que hagan por ellos hoy, tendrá una cosecha llena de triunfos en el mañana. Llénenlos de amor y aceptación para que su autoestima esté sana y los lleve a tener una tranquilidad emocional y toma de decisiones sana y coherente. Hoy agradezco a mi madre que haya dedicado mucho de su tiempo en los primeros años de vida de Daniel a estimularlo, jugar con él y darle mucha vida a sus conexiones neuronales que hoy permiten que sea un chico con aprovechamiento regular, viviendo y jugando como cualquier otro chiquillo de su edad.
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